Un dia en los calabozos a causa del destrozo del restaurante [Cerrado]

Los soldados llevaron a la señorita Kakumei a los calabozos, le quitaron todas sus armas, le encadenaron los pies a la pared de la celda, de modo que llegaba justo a las rejas, y le quitaron el reloj-móvil, dejando todo bajo custodia para cuando estuviese fuera de nuevo. Entonces dos de ellos se pusieron a vigilar frente a la celda, atentos a cualquier movimiento extraño...

Iba pasando cuando vi que llevaban a Lissette a el calabozo, entonces decidi hacerle una visita, cambie mi ropa con un poco de alquimia por la de esos militares, y entre ninguno parecia sospechar en especial despues de haber conocido a jovenes alquimistas como Edward pense, llegue a la celda he ise aparecer un poco de comida con alquimia, era entretenido usarla, entonces me les acerque a los guardias y les dije Tomen su comida los dos parecian un poco reacios a comer, pero al final comieron y se desmallaron, entonces me agache y les dije Lo lamento, creo que tenia una droga adentro no me di cuenta Despues me pare y me acerque a Lissette diciendo bonito lugar, al parecer tu socia no te fue de mucha ayuda me rei ante lo ultimo, despues de todo yo habia visto todo lo que habia pasado.

Llegamos Ginny y yo a los calabozos, y vi a los guardias dormidos. Me fijé en alguien que estaba vestido como los guardias, y reconocí su identidad. -Ah, Rose... no creo que eso haya sido una buena idea...- desde luego el king se enterará tarde o temprano, con él y su red de inteligencia la frase: "las paredes tienen oídos" se hacía realidad...

escuche lo que dijo Edward y me cambie la ropa con ayuda de la alquimia y le dije No me importa, en lo mas minimo ademas al igual que el yo me entero de todo lo que hace, no es el unico con una red de inteligencia dije sonriendo luego me dirigui a Lissette diciendo Y es que todavia no aprendes a que te llebo tratar asi a la gente Mientras le indicaba sus cadenas. Luego mire a Ginebra diciendo Hola Ginebra

Escuche lo que me dijo Lissette y le respondi Yo que tu me abtengo de esos comentarios, que tu estas encadenada y completamenete desarmada asi que la que la que podria salir resiviendo la paliza podrias ser tu en lugar que yo Luego mire a Ginebra y le dije Segun oi le toca estar todo 1 dia aqui en el calabozo Yo misma encontraba ese castigo exagerado pero... entonces recorde la otra parte del castigo Asi que le dije a Lissette Y bien al parecer ahora tendras que trabajar gratis para pagar , y todo por un pobre restaurante, que no estaba lo suficientemente fuerte para soportar sus ataques Me rei ante la idea de que Lissette fuera a trabajar gratis para pagar eso.

Lo único que hice ese rato fue esperar silencioso, apoyándome en la apred al lado de la celda, por si acaso tenía que hacer lo que me pidió el Führer. Con una tiza de mi bolsillo, y mi mano oculta tras mi espalda, fui dibujando el círculo que mejor serviría para el posible improvisto que pudiese haber, aunque sabía que Lissette no intentaría nada, no si era lista al menos, y yo sé que lo es. Me quedé apotado tras haber dibujado el pequeño círculo, y guardé de nuevo la tiza, todo esto con gran disimulo, mientras seguía observando lo que ocurría...

Seguí observando y escuchando, silencioso. En este momento sólo mi mente controlaba mi cuerpo, era lo que necesitaba... si me dejaba llevar por mis sentimientos y pasaba algo... un escalofrío recorrió mi cuerpo, al pensar lo que sería capaz de hacerme el Führer... cabreado era muy distinto que cuando estaba de buenas... escuché atentamente lo que dijo Rose. [Vaya, así que sabe que existe una red de inteligencia... bueno, si cree que puede averiguar algo más que el hecho de saber que existe, va lista, no sé quiénes la formarán, pero son unos genios, y nunca se les llega a ver si no quieren... es más, no me extrañaría que hubiese alguno por aquí escondido...] aunque no notaba ninguna presencia, de modo que era seguro que era uno de los soldados que ahora mismo se encontraban indispuestos... seguí ecuchando atentamente todo, y atento a la vez de cualquier movimiento extraño...

Ginny se dirigió a mí de pronto, y me dijo que sonriese a la vez que me daba un beso en la mejilla... me quedé paralizado, mientras veía cómo volvía adonde estaba antes. No me podía mover, e intentaba inútilmente recuperar el control de mis sentimientos para abstraerlos, pero no servía de nada... entonces noté un zapatazo en mi cara... interiormente di las gracias a que Lissette me hubiese lanzado el zapato, gracias a eso mi mente volvió a tomar el control de la situación... realmente ese consejo que me dió Selene para ayudarme en mi concentración me servía para bastantes más cosas, yo como siempre sacando el máximo provecho de cada cosa... miré hacia Lissette, con cara inexpresiva. -No estoy autorizado a eso, sintiéndolo mucho, pero mis órdenes son permanecer aquí, vigilando, sin parpadear siquiera...- dije en un tono monótono. Quizás me había pasado al abstraer mis sentimientos esta vez, pero igual sería mejor así, por si acaso... seguí apoyado en la pared, con las manos tras mi espalda encima del círculo que había dibujado antes. Si volvía a despistarme un solo momento, podría ser irremediable... y yo acabaría muerto en cuanto se enterase el Führer si eso llegaba a pasar... no alejé ese pensamiento de la cólera del Führer, así al menos tendría una especie de "seguro" para no perder el control sobre mis sentimientos. Me quedé observando atentamente...

Cuando Ginny se volvió a acercar, esta vez ya estaba preparado. Cerré los ojos. [Ojos que no ve, corazón que no siente...] cuando me acarició la cara, apreté un poco los dientes para aguantar, y cuando al fin dejó de hacerlo seguí con los ojos cerrados por si acaso. Escuché lo que dijo Ginny, y sin abrir los ojos conesté. -Ya lo he dicho: no es que no quiera, solo que tengo órdenes estrictas... los encargados de dar de comer a Lissette son los guardias...- entonces oí el ruido de un látigo, y abrí los ojos. [Eso sí que no...] me concentré en el círculo de detrás de mí... pero algo no iba bien. Me di la vuelta, no estaba. [¿Pero cómo...?] sacudí la cabeza, en realidad no me hacía falta el círculo, no si seguía manteniendo la mente por encima de los sentimientos. Choqué mis palmas y toqué la pared tras de mí, y los grilletes de Lissette se encogieron hasta dejarla atada al fondo de la celda. -Lo siento, pero me has obligado...- me acerqué a la celda y miré a Lissette. -Como te he dicho, deberás esperar a que despierten los guardias si quieres comer...- la miré amenazante. -Y es la última vez que te lo digo: NO dañes a los alumnos... ahora ni siquiera estamos entrenando...- mi voz sonaba también amenazante, pero al instente volví a mostrarme sin expresión definida al volver a tomar control sobre mis sentimientos. Me giré hacia Rose. -¿Estás bien?- no había mirado hasta que oí los latigazos, así que no estaba seguro de si le habría hecho algo más...

Observé de reojo cómo Rose atacaba a Lissette, y suspiré. -¿Es que aquí nadie puede pensar en frío antes de actuar?- me di la vuelta hacia Lissette, y con mi brazo derecho doblé los barrotes y entré, para cerrarlos de nuevo desde dentro. Me acerqué a ella y le susurré: -no te muevas, en seguida te curo, pero debo dibujar el círculo en tu espalda- esperé a que se pusiese de espaldas, y miré la parte de encima de su vestido, donde había un hueco, el hueco justo para el círculo... cogí el rotulador de mi bolsillo y dibujé un círculo de aquél libro que leí sobre Alquimia aplicada al cuerpo humano. Ya dibujado, apoyé mis palmas en el círculo y me concentré. En segundos todas las heridas se cerraron, sin marca alguna, y entonces me levanté y volví hacia la salida, llevándome el látigo de allí. Salí del mismo modo que había entrado, y toqué la pared de nuevo tras chocar mis palmas para liberarla de su atadura a la pared, ya no parecía tener nada más oculto, así que no había peligro de momento. Escuché a Ginny, y sonreí. -Claro, dámelo y se lo acerco- le dije sonriendo. La cogí y la puse en el suelo dentro de la celda, y toqué el suelo tras chocar mis palmas para acercársela por medio de un pilarcillo pequeño. Después me giré hacia ambas, aún sonriendo. -Me temo que no puedo dejaros permanecer por más tiempo aquí, he de pediros que os vayáis- les dije lo más amablemente posible, y aún seguía sonriendo. No me daba cuenta de que los sentimientos estaban otra vez a flote, la sonrisa lo demostraba, pero no me di cuenta porque ya no hacía falta... creía yo...