mas helados [cerrado]

Entramos en la heladería, y miré cómo Lissette se adelantaba a pedir su helado. Me acerqué yo también. -Yo un helado de chocolate, por favor- cuando me lo dió, me giré hacia las mesas que había allí, y miré a Lissette. -¿Nos sentamos?-

Nos dirigimos a la mesa que dijo Lissette, y dejé la bolsa con el vestido que había comprado a mi lado. Escuché su comentario, y reí. -Bueno, no me gusta abusar demasiado... además de que con un poco de chocolate me contento- le dije sonriendo, mientras empezaba a degustar el helado.

Escuché su pregunta, y sonreí. -Pues si te digo la verdad, la idea me la diste tú cuando me preguntaste antes. Pero tampoco te pases, no se lo daré así de sopetón, mujer. Pienso conocerla mejor, y si me decido a decírselo y resulto correspondido, pues bien, y le podré dar el vestido, y si no...- dejé de sonreír al pensar en esa posibilidad. -Si no... bueno, yo por mi parte seguiría siendo amigo suyo, y supongo que no pasaría nada si se lo regalo aún en ese caso, si no me aseguraría de que fuese el día de su cumpleaños y así se lo doy sin que fuese molestia...- mi sonrisa ya no volvió. No debí haber dicho en voz alta ni haber pensado la posibilidad de que me dijese que no en el caso de que me volviese a atrever a decírselo más claramente tras conocerla mejor...

"pequeño Ed, ¿lloraras mucho si te rechaza?" me dijo, y noté cierto tono de burla en su voz. La miré con el ceño ligeramente fruncido por su tono. -... Preferiría no pensarlo... sería muy doloroso... no sabría decirte...- dije, mientras poco a poco mi cara volvió a mostrarse con expresión triste al empezar a pensar más en ello... en mi mente se formaban imágenes inventadas pero que parecían bastante reales... eran bastante duras... no teníq que haber pensado en ello antes, sí que tenía la posibilidad en mente, lógicamente, pero... el decirlo en voz alta había sido mi perdición... sólo tendría un modo de dejar de pensar en eso...

Escuché lo que dijo. -Yo... ¿que qué le puedo dar? Pues mi intención sería ser suyo completamente...- miré hacia abajo al escuchar lo que me preguntó después. Apoyé mi cabeza en la mano que tenía libre, mirando todavía hacia abajo. -No... no lo sé...- podía notar que me temblaba el pulso, en mi otra mano mi helado se agitaba. No estaba seguro... realmente, ¿qué tan bueno era? ¿Habría de verdad alguien mejor que yo para Ginny?... por muchas vueltas que le daba, no encontraba una respuesta, no estaba seguro...

-No... sé... ya ni... sé qué pensar...- dije, cada vez más hundido. -Puede que tengas razón... apenas la conozco...- escuché lo que dijo después, y levanté la mirada hacia ella, cabreado. -Mira, guapa, ¿tú crees que teniendo quince años y no habiendo tenido relaciones puedo saber bien qué me pasa?- la miré furioso, había despertado algo dentro de mí. -Yo... creo que sí que siento amor... o eso creo... sé que no me importaría que esté con otro mientras ella sea feliz... vale que a mí me dolería horrores, pero... tampoco quiero ser un egoísta... y respecto a lo otro que has dicho... no soy muy dado a expresarme, quizás sea por eso... pero lo que sí que sé es que aunque no parezca que haya pasión en mis palabras, por dentro estoy sintiendo lo que creo que es amor, o lo que sea... sólo sé que es algo muy fuerte...- le dije, aún enfadado, mientras seguía con mi helado.

Cuando me dió el capón me levanté, furioso, golpeando la mesa. -¿Excusas, dices? No me está siendo tan fácil como dices, y he intentado dejarme llevar por él, como tú dices, pero sólo ha servido para que me sintiese confundido, lo único que intento es aclararme un poco, ¿vale? No tendría que haberte dicho nada desde el principio, en el fondo sabía que nunca imaginarías lo que me pasa por dentro...- la miré muy pero que muy enfadado. [Wauuu... ¿qué ha sido eso, Edward?...] era la primera vez que perdía así los estribos...

Me apuntó con un arma mientras se echaba la otra mano hacia atrás. -Con lo que acabas de decirme, me lo acabas de demostrar: no tienes ni idea- y tras decir ésto intenté abstraerme. Estaba claro que de un momento a otro me dispararía, de modo que debía dejar que mi mente controlase la situación... abrí los ojos de nuevo, con mirada inexpresiva, mientras veía cómo ella echaba el martillo del arma hacia atrás. -No quiero que acabes mal...- le dije sin ningún tono en particular, y esperé en guardia su reacción...

Suspiré. -Está bien, como quieras...- me dió una patada en la espinilla después de ponerse a mi espalda. [Tú lo has querido...] apoyé el peso de mi cuerpo en mis manos, que estaban aún apoyadas en la mesa, e impulsé mis pìernas hacia atrás, dando a Lissette en el estómago. La conocía lo bastante bien ya como para saber que con ella no tendría que contenerme, por mucho que fuese una mujer. Me di la vuelta mientras esperaba que se levantase de nuevo, mientras chocaba mis palmas para usar la Alquimia en seguida...

Empecé a toser cuando me tiró la bola de humo. -Rayos, siempre lo mismo- noté cómo algo me golpeaba, de modo que como me había preparado antes trnasformé mi Automail en espada y empecé a dar mandobles en el aire, evitando algunos de los ataques. Con el humo aún no veía siquiera qué era lo que me estab lanzando, ni desde dónde exactamente, de modo que seguí haciendo lo mismo mientras esperaba a que se disipase el humo.

El humo ya empezaba a desaparecer cuando de pronto vi algo a mis pies: una granada. Antes de que me diese tiempo a nada, la granada estalló y caí hacia el mostrador, cabeza abajo. Con las manos me apoyé en el suelo costosamente y me levanté poco a poco, y entonces vi que unas heladeras salían volando desde detrás del mostrador. Sólo podía ser Lissette, que no pareció darse cuenta de dónde me había lanzado la granada con la explosión, ya que las heladeras pasaban por encima de mí, no a mucha distancia, pero la suficiente paras que no me diesen. Desde el suelo, choqué mis palmas y toqué el mostrador desde donde estaba. Al otro lado empezaron a salir columnas a toda velocidad, sin dejar ningún punto flaco, hasta la pared... le sería complicado escapar si no saltaba y se me ponía a tiro, de modo que me icnorporé un poco, aunando fuerzas para saltar en cualquier momento.

-Mierda- dije mientras me tapaba para evitar la bomba de gas y salía de allí corriendo. Vi a Lissette dispararme y luego resbalar. Intenté evitar las balas, pero más de una me alcanzó. Tiré una mesa y me puse detrás de ella, mientras me quitaba la camisa y apoyaba mis manos en el círculo que tenía dibujado con permanente. Cerré los ojos, y usé la Alquimia para extraer las balas y regenerar las heridas... menos mal que era cuestión de segundos lo que tardaba, si no estaría perdido... me asomé por encima de la mesa con cuidado y vi dónde estaba Lissette. Choqué mis palmas y toqué el suelo. Una cúpula rodeó a Lissette, pero para asegurarme ésta vez la hice justo de su tamaño... así no podría moverse, y cualquier intento de escapar sería inútil... o mortal, si se le ocurría usar una granada para romper la cúpula...