Rondando por las instalaciones [cerrado]

Encontré la cafetería, y fui directo a la barra. Me quedé un momento pensando en qué pedir, y finalmente pedí unas tostadas. Esperé un poco allí mismo mientras me las preparaban, y cuando acabaron cogí el plato con las tostadas y la mantequilla y empecé a buscar una mesa.

Cuando estaba ya casi en una de las mesas, noté algo en la cabeza y en la espalda, y escuché una voz tras de mí. "¿quien eres?" dejé tranquilamente el plato encima de la mesa, manteniendo la calma, y sin darme la vuelta respondí. -Yo que tú no lo haría. Si me disparases irían detrás de ti hasta darte caza...- me quedé un momento en silencio, pensando si sería buena idea escabullirme utilizando la Alquimia con el plato de las tostadas... finalmente, decidí no hacer nada de momento. -Edward Elric, más conocido como "Acero"- aunque le dije mi psudónimo de Alquimista Nacional, no estaba seguro de si lo reconocería, nisiquiera veía quien era ya que estaba a mi espalda.

Se puso frente a mí, apuntándome aún a la cabeza. O realmente no había oído antes sobre mí o estaba tentando a la suerte. Escuché su pregunta, y decidí seguir respondiendo... de momento... -Soy... bueno, me llaman "perro del Ejército", si eso te sirve- le dije, y escuché su otra pregunta. -Me han asignado aquí para dar clases...- dije suspirando. Seguía sin hacerme mucha gracia la idea, pero también tenía muy claro que eso era mejor que hacer trabajos sucios para el Ejército... me quedé mirándole, esperando cómo reaccionaría ahora...

Finalmente bajó el arma, y se presentó. Escuché lo que dijo del oro. [Mmm... ya decía yo que había algo raro... no es del ejército, de eso no hay duda, y no creo que sea Alquimista, si lo fuese habría reconocido mi pseudónimo... pero me extraña bastante que el Ejército haya recurrido a ésto para defender Central...] -Puede que sea así, no te lo discuto, pero aquí los "perros" no son precisamente "mansos"...- pensé en Mustang, él no se lo habría pensado dos veces si le hubiesen apuntado por detrás... -En fin, siéntate si quieres, no me importa- le dije sonriendo. Sería mejor no enfadarla, viendo cómo había actuado...

Se sentó y escuché lo que dijo. ¿Y esas confianzas? En fin, me dije, y me dirigí hacia la barra a por el chupito. Realmente no entendía esta nueva postura del Ejército, ya era raro lo de las clases, pero ésto... era ir demasiado lejos, al menos en mi opinión. Cogí el chupito y lo llevé a la mesa. Lo dejé delante de ella, y empecé a untar las tostadas con la mantequilla. Miraba de reojo, analizando un poco a la tal "Lissette"...

Una chica entró en la cafetería, y escuché lo que dijo Lissette. Ya era raro que a mí no me hubiese tratado como a un "niño" de buenas a primeras, como estaba haciendo ahora con la chica que se sentó a nuestro lado. Me giré hacia la chica. -¿Estás aquí por lo de las clases?- le pregunté, era lo más lógico, lo que no entiendo es por qué Lissette tenía que ser así... no creo que sea tan difícil de deducir, digo yo...

Vi todo lo que pasaba, y decidí hacer algo, al ver al asustado camarero tras la barra. Me levanté y me puse entre las dos mesas. Cerré los ojos. Choqué las palmas y toqué el suelo, para hacer un muro entre aquéllas dos, aunque algo me decía que no serviría de mucho, pero en cualquier momento usaría la Alquimia para frenarlas a las dos. Esa chica era una estudiante, así que tenía la obligación de cuidar que no se meta en líos... o de que no acabe medio muerta nada más entrar en la residencia. -Dejadlo ya, las dos, o me haréis enfadar- dije en tono amenazador, más bien para Lissette que para aquélla chica. De todos modos, Lissette fue quien la picó de ese modo, y entiendo perfectamente lo que se siente cuando te tratan como a un "niño"...

Entre y observe desde lejos lo que ocurria, las cosas se estaban poniendo interesantes asi que yo no me interpondria, pedi algo de comer y me sente en una mesa cercana mientras miraba como terminaban las cosas.

Observé el muro derrumbarse, y Lissette me disparó, atravesando mi gabardina. Me llamó "criajo". Una vena de mi frente se hinchó, no debió haberlo dicho. Choqué mis palmas de nuevo y una columna se levantó frente a ella. No le di por los pelos, pero eso me sirvió para agarrar el arma con el que me apuntaba con la mano derecha. -Dispara ahora, no te servirá de nada- dije mientras iba apretando con la mano hasta aplastar su arma. -No sé por qué el Ejército habré decidido contratar a mercenarios, pero no pienso dejarte que dañes a los alumnos de todos modos-

Mire como las cosas se ponian cada vez peor, si todos los dias esto iba a ser asi entonces seria muy entretenido pense para mi misma, entonces a algunas flores le pedi los antecedentes de ellos tres. Luego segui mirando que hacian.

De repente senti como elevaba mi mesa y oi lo que dijo entonces con gran facilidad salte para quedar junto a ella y decirle Eso no se hace, creo que la mala serias tu entonces puse una sonrisa angelical mientras veia que pasaba con la mesa

Reí cuando puso su cuchillo junto a mi cuello. -Por favor, no me hagas reír...- otra vez lo de "criajo". Estaba empezando a perder los nervios, hice un movimiento rápido con la mano derecha y el cuchillo salió disparado. Choqué mis palmas y transformé mi Automail en espada para cortar la mesa que vi de reojo que venía hacia nosotros volando. Después acerqué mi Automail hacia la cara de Lissette, mientras desviaba con la otra mano de un empujón su arma, que apuntaba a la chica. -Te he dicho que dejes en paz a los alumnos...-