Cenando con Ed

Me arrastró casi literalmente hasta dentro el restaurante. Sí que debía tener hambre... y yo también tenía bastante, de modo que rápidamente nos dirigimos a una mesa cerca de la ventana y nos sentamos. Empecé a mirar la carta, aunque no era la primera vez que había ido a ese restaurante, siempre me gustaba mirar la carta. Cuando me decidí, miré a Lissette. -Bueno, yo me parece que ya sé lo que quiero. Cuando te decidas llamamos al camarero- le dije sonriendo, y a mi mente llegó una imagen... una imagen que consistía en que quien estaba delante de mí no era Lissette... y pensé que ojalá pudiese ver esa escena algún día... sin embargo, algo me pareció extraño, y era que aún imaginando eso no me sonrojaba ni nada... simplemente había dejado de sonreír, pero nada más... supongo que ya me habré acostumbrado a que mi mente no pare de imaginar ese tipo de imágenes...

Lissette le pidió lo suyo al camarero, y yo hice lo mismo. -Yo tomaré sopa de pescado y solomillo de ternera poco hecho, por favor- cuando se fue el camarero tras haberlo apuntado todo, escuché a Lissette preguntarme: "oye Ed ¿sucedio algo?" sabía que me lo preguntaba porque dejé de sonreír de golpe antes, y aún seguía así, ya que mi mente seguía imaginando... -No, nada. Sólo es que tengo bastante hambre, nada más- mentí, mientras miraba por la ventana mientras esperaba que volviese el camarero con nuestros platos.

Escuché el tono irónico de sus palabras, al parecer notó que había mentido, pero yo no tenía ganas de acabar como en la heladería, por hoy ya me había confundido bastante, además de lo que estuve pensando en la heladería antes de la pelea... alejé esos pensamientos cuando llegó el camarero con los platos. -Itadakimasu- dije algo más alegre mientras empezaba con mi sopa de pescado.

Escuché lo que me dijo, y asentí con la cabeza. Me dió un beso en la mejilla. -De acuerdo, Lissette, no te preocupes. Nos vemos...- le dije, aunque no sé si me oyó o no. Volví a mi plato de sopa, y cuando lo terminé el camarero se lo llevó, y me quedé esperando a que trajese mi segundo. Mi mente seguía imaginando a sus anchas...

Llegó el segundo plato, y empecé a tomármelo poco a poco. Cuando lo acabé, pedí la cuenta, no tenía ganas de postre. Sin embargo, en vez del camarero vino el gerente, y le saludé. Me dijo que me devolvería el favor no cobrándome, y me enfadé con él, le dije que no me lo deviolviese... suspiré, se le veía en la cara que lo haría de todos modos, así que le di las gracias y me fui de allí con las bolsas, aunque seguía sin gustarme irme sin pagar...