presentandome ante el Führer [cerrado]

Oí que llamaron a la puerta, de modo que me levanté. -Adelante, está abierto- dije con voz alta y clara, para que se me oyese desde fuera.

Vi entrar a una señorita que reconocí haber visto en un examen de Alquimista Nacional... si no recuerdo mal, fuego... sí, era fuego, sin duda... le hice una señal con la cabeza indicándole que podía descansar, y asentí copn la cabeza mienbtras me dirigía a mi asiento y le señalaba uno de los dos asientos que estaban frente a mi escritorio. -Claro, siéntese por favor- dije mientras sacaba la solicitud que rellenó para entrar en la Residencia. -Señorita... Tetsuo... Akemi Tetsuo, ¿verdad? Creo recordarla de un examen de Alquimista Nacional, ¿me equivoco?- pregunté, hacía bastantes exámenes de esos a diario, así que podía equivocarme y haberla visto simplemente por ahí, pero aún así estaba seguro de que era como había dicho... además, porque lo ponía en la solicitud que ella rellenó en su momento...

Le resté importancia al hecho de que se sentase así, mientras ella estuviese cómoda, perfecto... presté atención a lo que dijo, todo el tiempo con mi sonrisa de siempre. -Claro, estoy al tanto de eso... usted misma hizo especial hincapié en eso en su solicitud- le dije levantando el papel que tenía frente a mí. -Supongo que necesitará un lugar donde estacionarlo... es eso, ¿no?-

Cuando me cogió de la barbilla tosí al tiempo que apartaba levemente la mirada para que no se notase el leve sonrojo de mi cara... en seguida me calmé y recuperé mi sonrisa, ahora preparado para no volver a sonrojarme... me recosté hacia atrás en la silla para prevenir, por si acaso... y eché una mano al cajón de mi escritorio, al cajón donde guardaba los informes de la red de inteligencia... y saqué una tarjeta, que puse encima de la mesa. -Aquí tiene la tarjeta que necesita para que le abran las puertas del garaje del ejército, que se encuentra bien oculto en un lugar de la plaza mayor de Ciudad Central... si observa la tarjeta, podrá ver que en la esquina superior izquierda se aprecia un minimapa en el que indica exactamente la posición de ese garaje que, como le digo, está algo oculto... y las plazas son individuales, de modo que como usted dice le puede servir como taller, en su plaza sólo podrá entrar usted... bueno, ya lo verá cuando entre, pero se trata como de garajes individuales dentro del propio garaje- le dije sonriendo.

Sonreí al escuchar su pregunta. -Por supuesto que sí, sus informes son siempre los más completos...- dije bajando bastante el tono de mi voz. -Con el código que le di al superar el examen de Alquimista Nacional le bastará, sólo deberá decírselo a los guardias de la biblioteca y decir su nombre cuando se lo pregunten, y a partir de ese momento sólo bastará con decir su nombre- le dije sonriente. -¿Desea alguna cosa más?- pregunté.

Tosí de nuevo al escuchar aquéllo, y rápidamente volví de nuevo a calmarme. Le sonreí, riéndome. -Bueno, me parece que para eso le servirá perfectamente la parte abandonada de Ciudad Central... no hay nunca gente por ahí, y esa zona no es precisamente pequeña...-

Sonreí ampliamente. -Claro, como le he dicho, por allí nunca pasa nadie, no habrá ningún problema-

Escuché lo que me dijo y me quedé un momento pensativo, hasta que al final decidí algo. -Señorita Tetsuo, si no le importa... me gustaría que me informase sobre cualquier cosa sospechosa de estos individuos- dije mientras me levantaba y le pasaba una nota con los nombres de la señorita Rose y del joven Elric... a la primera, por algunas cosas de ciertos informes sospechosos, que seguramente se verían aclarados si alguien como la señorita Tetsuo se encargaba de ello... y al joven Elric tenía pensado algo parecido, los informes me decían prácticamente sus movimientos, pero sólo si la señorita Tetsuo lo hacía conseguiría más información.

Vi alejarse a la señorita Akemi y observé la escena siguiente tranquilamente... levanté una ceja, y bajé un poco el grado de mi sonrisa. -Señorita Rose... creo que no se está comportando correctamente... no tengo por qué darle explicaciones, es más, creo que tendría que ser usted quien me las dé a mí- le dije tajantemente, tenía dos motivos para conseguir toda la información acerca de ella: primero, junto con la señorita MacGregors, estaba lo de sus charlas cortas sobre colarse en la biblioteca prohibida a los alumnos, y sabía que si enviaba a alguien a investigar a la señorita MacGregors corría el riesgo de que no me diesen nada, salvo un par de mis agentes que sabían defenderse de ese tipo de cosas sin que se notase, pero no debo arriesgarme tampoco... y segundo, por el hecho de que se entere de estas cosas, no es que me incomode, pero si sólo dándole los nombres escritos a la señorita Akemi había conseguido esa información, debería andarme con cuidado, cualquiera sabe de qué asuntos podría enterarse, y no estaba dispuesto a permitir eso...

Escuché su opinión, y volví a sonreír en el grado de siempre. [Vaya, de modo que piensas eso de la señorita Akemi... interesante...] pensé, y me dispuse a responder a lo último simplemente. -Creo que su sola presencia aquí explica de qué se trata, pero aún así se lo explicaré: lo que debe explicarme es cómo descubre esas cosas, ni siquiera empleé la palabra para decirle los nombres, estaban escritos en un papel... ¿cómo pudo saberlo?- le pregunté, ahora ya serio.

-Por supuesto que obtuve esos datos, pero lo que no temino de comprender es cuándo consgigue la información ni cómo...- dije pensativo, y reí interiormente al escucharla de nuevo decir aquéllo... -De acuerdo, supongo que tiene razón, señorita Rose... en realidad lo único en lo que pensaba era en comprobar cu´çanto tardaría usted en darse cuenta, no pensaba realmente en ponerla a espiar... mentí de la manera más convinvente que conocía, nunca fallaba... mientras ella siguiese pensando que la señorita Akemi es simplemente una residente más, todo estaría bien... hacía tiempo que no sabía de ella, y realmente era sigilosa... aunque estuvo poco tiempo en mi red, a la señorita Akemi siempre la reconocía por los informes, los suyos siempre fueron los más completos... y aunque podía parecer extraño, esta era la primera vez que la veía en persona, el día en que la contraté hace años para mi red ni siquiera vino ella, mandó alguien a darme su mensaje... dejé de pensar en eso, y miré fijamente a la señorita Rose. -¿Desea algo más?-

Levanté una ceja, extrañado por la petición, pero como esos soldados estaban terminando ya casi su turno no vi problema... aunque no dejaba de ser una extraña petición... -No veo inconveniente, por esta vez no...- dije simplemente, y les hice una seña a los soldados para que estuviesen con ella... ninguno de ellos pertenecía a mi red de inteligencia, pero de todos modos eso tampoco me importaba ahora, siempre acababa enterándome, así que... me dirigí a mi asiento y me senté allí, esperando a que la señorita Rose se marchase...